terça-feira, 7 de julho de 2009

Sabadomingo

Dicen, los que dicen que saben
que el pez por la boca muere.
Prometeo me mira desde otro lado del vidrio y basta.
Yo soy el pez en el aire.
 
Ayer y hoy se agarran de una silaba
y alguno me invita a ver lo que sabe hacer la muerte:
 
Yo paso de largo
Se me antoja alguna otra variación de la memoria
entonces la recuerdo atenta y con vestido.
 
Pero la muerte me arrima más distancia.
 
Ya temprano hablábamos de huevos,
gallinas cerealeras, gatos, hierros, comadrejas.
¿No lo sabíamos?
Celebrábamos el entierro de la víspera
 
Por la cocina me muevo sin delantal, sabiduría ni accesorios,
preparo un almuerzo que no procuro terminar.
Vuelo a la hoja
porque Prometeo se posa en la prosa
del último verso
y me hace caer unas preguntas:
¿Qué?
¿Se llamará Soren el hijo bastardo de Kierkegaard?
¿Todo tanto se amontona?
 
Ahora el niño reclama un almuerzo
exento de lápiz y papel
pero pretende que aun la música.
Saca de su bolsillo unas monedas
como un mago
me tira un beso
entonces todo el mar
 
Y este mediodía de cortinas
se merece el gorrión que lo desvela
para que yo, el pez en el aire,
pueda sentarme frente al anzuelo de la muerte que.

Sem comentários: